Alabo al Dios verdadero.
Llamo al pueblo.
Reúno al clero.
Ahuyento las nubes.
Lloro a los difuntos.
Proclamo las fiestas.
El mundo de las campanas
Henos aquí ante un objeto que por su universal presencia apenas le damos importancia, quizás entendido como algo tan afincado en nuestra cotidianidad que se nos antoja como el aire: está ahí, haciéndonos compañía y solo lo consideramos cuando algo nos induce a prestarle atención. Pero la campana, las campanas, han estado siempre a nuestro mirar y, más precisamente, a nuestro escuchar; llamando y dialogando, adecuándose a nuestros estados de ánimo, estimulando alegrías y acompañando sentimientos; desde múltiples soportes, señalando horarios, avisando peligros, llamando a puertas… en cualquier lugar, en cualquier época, por y para un sinfín de motivos. Ellas —me refiero a las campanas, claro— son así de serviciales.
Foto 1. Campana Mayor de San Julián
Técnicamente, una campana es un instrumento musical de percusión, es decir un idiófono1, clasificada dentro de un subgrupo cuya común característica es la de ser metálica, como sucede con el gong y los platillos.
Según estuve informándome, —preguntando a quienes saben más que yo, consultando algunos textos y rebuscando entre la maraña de las tres w— las campanas comenzaron a utilizarse en las iglesias cristianas a partir del siglo v. En tiempos de Roma, indicaban la apertura del mercado, la hora de los baños, el paso de los reos al patíbulo y otros acontecimientos. Los romanos les dieron el nombre de tintinábula y los primeros cristianos las llamaron signum porque servían para advertir las horas de rezos y reuniones. Comenzaron a llamarse campanas —nombre derivado de la Campania— a partir de siglo vii, según puede comprobarse en escritos de la época. También fueron llamadas nolas, por ser Nola la capital de la Campania.
Las iglesias continuaron utilizando, fundamentalmente como medio para llamar a los fieles, una o más campanas de bronce ubicadas normalmente en la parte más elevada del edificio, en uno o más alojamientos denominados campanario, campanil, torre o espadaña. En algunos casos el campanario se encontraba exento del edificio principal, erigido a cierta distancia del templo2. La jefatura de la iglesia considera a las campanas como un objeto litúrgico que, antes de ser aceptado para el culto, debe de ser bendecido por medio de un rito en el que hay exorcismo, lavatorio, imposición del nombre —es incorrecto decir “bautizar”—, nombramiento de padrino, unciones, incienso, sahumerios, cantos, lecturas… amén. Las campanas son propiedad de las iglesias, cualesquiera que sean sus donadores, si han recibido la consagración episcopal. Todo un ritual cargado de simbolismo y de poesía.
Foto 2. Campanario exento de San Pedro de Inicio
Formas y toques
En cuanto a su forma, se distinguieron las siguientes: cuadrada para las irlandesas de la época más antigua; de capacete y dedal en la región latina de la Alta Edad Media; con similar forma, pero más alargada —a veces aovada— en época románica. Desde el siglo xiii van tomando más ensanche en la boca, y a partir del xvi adquieren la elegante forma curvada que ahora tienen. Así, casi todas las campanas de iglesia, grandes o pequeñas, suelen tener dicha forma, con poco notables variaciones.
En general —valga la obviedad— precisan de un martillo para tañerlas, denominado badajo, y de un soporte giratorio para suspenderlas y voltearlas conocido como yugo o melena, cuyo manejo suele ser controlado desde el mismo campanario, manualmente y/o por medio de cabos. En el caso de los habituales toques de llamada, son utilizadas cuerdas o alambres, manejados desde la base del templo. Por supuesto, también pueden ser percutidas desde la misma torre, trabajo normalmente servido por los campaneros, que suelen ser el propio sacristán o algún vecino habilidoso de la parroquia, manteniéndose aún, en iglesias de cierta importancia, expertos campaneros que tienen a gala conocer las diversa maneras de tañer. Modernamente, en algunas iglesias, se han dispuesto artilugios mecánicos de manejo remoto que tocan por la parte exterior de la campana.
El percutir campanas no es algo baladí y su manejo exige conocimiento y experiencia. Sus toques han sido un medio de comunicación tradicional que transmite mensajes que la gente escucha y sabe interpretar, en los que lo religioso y lo civil están integrados. Repicar las campanas, doblarlas al viento y hacerlas cantar es, más que un oficio, un arte. En los días de Jueves y viernes Santo las campanas enmudecen. En tales fechas, para los actos del culto se usa la carraca o matraca, una rueda de madera que es percutida y resuena al girar, produciendo un chirrido seco y algo extraño.
Foto 3. Campana Mediana de San Julián
Foto 4. Esquilón de San Julián
Los toques de campana más habituales han sido, y en algunos lugares aún lo son, los siguientes:
— “A Misa”, es el más común. Suele hacerse con la campana mediana, a un ritmo normal, finalizando con 1, 2 ó 3 toques según se aproxima el momento de comenzar la misa.
— “Repique de Domingo”, con la cuerda manejada desde la parte baja del campanario, sujetando dos cuerdas por mano y con mucha habilidad se llama a los fieles a novenas o misas festivas.
— “Ángelus”, al medio día, con la campana mediana y a ritmo rápido, interrumpido tres veces por un toque de la campana grande.
— “Ánimas”, se efectúa habitualmente en la puesta del sol, con tres toques secos cada minuto con la campana grande. En algunos lugares este toque era utilizado por las familias para marcar la hora de regreso de los hijos a casa.
— “Difuntos”, tenía la finalidad de avisar a los pobladores de la localidad del fallecimiento de un vecino. Según el número de toques se puede saber si era hombre o mujer.
— “Entierro ordinario” (tocar a muerto). Toque a dos campanas, normalmente efectuado por cuerda. Al final, tres toques si el difunto es hombre y dos toques si es mujer.
— “Contra tormenta o pedrísco”. En algunos lugares es conocido como “nublo”. Este toque, según creo, está en desuso actualmente, por haberse dado electrocuciones en la persona de algún campanero alcanzado por un rayo poco creyente y nada piadoso.
— “A rebato”. Con la campana pequeña y ritmo ininterrumpido hasta que los vecinos comienzan a personarse en el lugar del siniestro. Normalmente se efectuaba en caso de incendio, o para advertir de algún acontecimiento de común interés.
— “Volteo de campanas”3, en fiestas mayores y procesiones de las iglesias importantes, efectuado por expertos campaneros y, en algunos casos, simultaneando varias campanas y en varias iglesias. Es el toque más espectacular y consiste en hacer girar cada campana, sirviéndose del yugo para equilibrar el peso de la misma.
Foto 5. Campana del reloj de San Julián
El volteo es un toque que tiene gran arraigo en algunas ciudades. Entre otras cito a valencia, donde voltean campanas desde el campanario de la catedral, conocido como el Miquelet. En esa ciudad existe una gran afición al sonido de las campanas. De allí es Llorenç Barber, un compositor que, entre otras actividades musicales, ha participado activamente en conciertos de campanas4. Aquí en Galicia, en la hermana ciudad de Mondoñedo, ha colaborado activamente en unas jornadas de musicoterapia, que vienen llevándose a cabo cada verano, especialmente dedicadas a niños con síndromes de Down, de Williams y de X Frágil. La creación multimusical de Barber, representada el 21 de julio de 2009, la nombró Nocturno para aullidos y pezuñas (¿?), donde perros, caballos, un jabalí, una avioneta, un helicóptero y las campanas de 13 campanarios de Mondoñedo sonaron más o menos coordinadamente. Entre músicos, campaneros y voluntarios, pasaban del centenar las personas comparecientes y participantes en la interpretación de aquel singular concierto. ¡Asombroso!
No debo evitar la mención de un conjunto de campanas que componen lo que podríamos llamar una aplicación refinada de las mismas. Me refiero al carillón, instalado en la torre de algunas iglesias, constituido por un grupo de campanas afinadas y ordenadas para hacer sonar composiciones musicales. Para ello se sirven de badajos articulados que suelen ser accionados mediante un teclado y un pedalero. También, a veces, se disponen carillones en relojes, para dar las horas. Todo esto es ya una rebuscada exquisitez, digo.
Foto 6. Vista parcial del reloj de Antelo
El ambicionado bronce
El material de las campanas ha sido casi siempre una aleación de bronce, compuesta de un 78% de cobre y un 22% de estaño, mezcla que les aporta una gran sonoridad. En algunos casos se le añadía algo de plata, tratando de obtener una personal sonoridad. A este respecto, menciono que en otros tiempos y en algunos lugares eran aceptadas por el fundidor monedas y otras piezas de plata que enriquecían, por decirlo así, la colada. Aquella costumbre daba un encanto especial al proceso, envaneciendo a cada donador, que valoraba sobremanera desprenderse de alguna joya o moneda a cambio de sentirse protagonista en la mágica creación de una nueva campana.
Durante la Edad Moderna era utilizado también el bronce para fundir piezas de artillería, de manera que en muchas ocasiones la construcción de los cañones solían efectuarla los mismos artesanos fundidores de campanas. En el caso de confrontaciones bélicas, los artilleros solían sustraer las campanas de las iglesias en los lugares conquistados para su posterior empleo en la fundición de sus cañones6. Este expolio era sugerido a los artilleros por el General de turno y fue llamado “privilegio de campanas”7. Consistía, como dije, en la confiscación de las mismas, para cuyo rescate los vecinos del pueblo conquistado tenían que pagar una fuerte suma.
Ese botín era habitual en plena Reconquista española, cuando los árabes tomaban alguna plaza y se hacían con las campanas. La historia nos cuenta que Almanzor, cuando llega a Compostela “tomo las campanas menores, et levolas consigo por sennal de vencimiento que avie fecho, et pusolas por lamparas en la mezquita de Cordova”.8 Posteriormente, y con la misma intención, las retomó Fernando iii el Santo, que las devolvió a su lugar de origen a hombros de “cautivos moros”, en desquite por haber utilizado Almanzor a cautivos cristianos para su rapiña. Aquel Fernando era Santo pero las guardaba. La costumbre de tomar las campanas a los cristianos y colocarlas en las mezquitas como lámparas parece que fue muy común entre los musulmanes, según se deduce del gran número de ejemplares que aún se encuentran en Marruecos. ¡No estaría mal que las fuesen devolviendo! Estos sucesos del pasado me dan pié para mencionar el robo de campanas que últimamente —por otro motivo más vulgar— fue noticia en nuestro entorno geográfico, donde fueron sustraídas las dos campanas de la iglesia de San Andrés de viladonelle9, la de Santa María de Caranza10 y la de la antigua iglesia parroquial de San Martiño de Cobas11. Más recientemente, según la prensa, en el mes de marzo de 2011 fueron robadas las dos campanas de la iglesia parroquial de As Goás, perteneciente al municipio chairego de Abadín. Todo ello, en cualquier caso, lamentable.
Campanas de catedral
Ante el sugestivo panorama que, a cualquier investigador de lo nuestro, puede ofrecer un estudio de la ruta de las campanas de nuestra comarca, que incluiría localización, descripción y las múltiples facetas de su historia —labor muy atractiva, aunque harto laboriosa— no hallo disponibilidad que me permita adentrarme en esa arboleda. Así que, por ésta, me limitaré a unas pinceladas que supongo de interés, comenzando por nuestro más emblemático y singular edificio. Me refiero al templo de San Julián de Ferrol, en cuya iglesia catedral12 existen cuatro campanas, incluida la del reloj. La principal, coronada por su yugo, está situada al frente de la torre contigua a la avenida de Irmandiños.
En la misma torre se encuentran otras dos13, una mediana y otra más pequeña. La mediana posee un gran yugo de madera en estado regular y fue fabricada en 1961 por Manuel Quintana14. La pequeña, fundida por el mismo en 1959, está acoplada a un yugo metálico y cigüeñal para volteo, actualmente deteriorados.
En la torre simétrica se halla otra, perteneciente a un reloj muy antiguo cuya construcción se atribuye al ingeniero Andrés Antelo15 y que en la actualidad tampoco funciona ¡vaya! Esta campana es, sin duda, la más valiosa por su antigüedad, tal como muestra en su borde superior la epigrafía siguiente: “YHS # MARIA # Y # JOSE # FERROL # CARLOS # IV # ANO # DE # 1797 #”. Debe de interpretarse la referencia a CARLOS IV, como una indicación de que esta campana fue fundida en el Arsenal de Ferrol.
La campana mayor y un esquilón, hoy sustituido, fueron construidas entre los años 1892 y 1893, cuando el párroco don Aniceto Luis Pinaque determinó su refundición por hallarse profundamente hendida. Es de notar que el sacerdote Pinaque, además de contratar la renovación de las campanas, entre otras actividades en pro de la iglesia parroquial, mandó instalar tres pararrayos en el templo y construir una nueva urna para alojar al Cristo yacente, que se costeó por suscripción popular.16
Merced a las gestiones de Pinaque, fue contratado un maestro fundidor de Lugo, llamado Juan María de la Sota17, con quien se acordó el desmontaje, refundición y posterior montaje de ambas campanas, en 8.600 reales.
Contextualizando
Esto sucedía hace 120 años, cuando Ferrol vivía una de las crisis con las que suele castigarle su destino ligado a la construcción y reparación de los buques de guerra. Justamente en aquellos días los astilleros de Augusto vila en La Graña se vieron forzados a despedir a un buen número de obreros, por haberles rescindido la Marina un contrato para la construcción de tres torpederos. Tal situación, que dañaba el mantenimiento de varias familias del municipio, quiso aliviarla la corporación regida por Ricardo González Cal, llegando a contratar a varios de aquellos despedidos en las obras de acondicionamiento del foso colector de alcantarillas que contorneaba la parte exterior del muro del Arsenal. Aquel foso era una cloaca inmunda, que llegó a provocar que algunos vecinos de más allá de la Marola, motejasen a Ferrol como “vilapodre”. En represalia, nosotros les tildábamos como “os cascarilleiros de villaladra”; ¿por qué sería eso de ladra? y yo que me lo imagino…
Foto 7. Torre de los Irmandiños desde la Torre Norte de San Julián
Una efeméride a recordar es la inauguración del Teatro Jofre, el jueves 19 de Mayo de 1892, después de 20 años de comenzadas las obras. Como otra anécdota curiosa, citaré que varios días después fue llevada en procesión la imagen de San Julián a la capilla del Socorro, en cumplimiento del voto de Chanteiro18. Aproximadamente tres meses antes, hubo varios mítines socialistas en el teatro Romea, cuyo orador más notable no fue otro que el propio Pablo iglesias. Este apóstol de la clase obrera había llegado a Ferrol en el Hércules el día 15 de Febrero y permaneció en su ciudad natal más de una semana, siguiendo después hacia Coruña y otras ciudades del norte. otro señalado edificio inaugurado el 14 de septiembre de ese mismo año fue el Convento de la Enseñanza. Un acontecimiento digno de anotar también fue el descubrimiento de un busto del benefactor Sánchez Aguilera, frente al Hospital de Caridad, a primeros del mes de junio.
Foto 8. Campana de San Martín de Cobas (Iglesia nueva)
En el Ferrol de aquellos años, nuestros arsenales estaban dejándose extinguir, mientras la flota de guerra seguía deteriorándose, a la espera de los sepulcros de Cavite y de Santiago de Cuba. Así era, y siguió siendo por décadas, en una ciudad donde aún se perciben los residuos de un cierto síndrome de insularidad, que indujo un secular aislamiento geográfico19.
Después de más de un siglo transcurrido, nos sorprende que el único medio relativamente rápido y cómodo para alcanzar la ciudad de A Coruña, eran las embarcaciones de la carrera, cuya regularidad estaba regida por las variables condiciones de nuestro mar. La otra alternativa, la de desplazarse a Betanzos para subir al tren, suponía la aventura de realizar un incómodo y prolongado trayecto —un mínimo de tres horas— en carruaje de caballos. Era el Ferrol finisecular, en donde los más fuertes y los más emprendedores intentaban mejorar su destino allende el inmediato océano. Como todos sabéis, esa diáspora continuó años y años, porque persistieron las causas años y años.
Fundiendo para San Julián
Retomando la historia de las campanas de nuestra iglesia catedral, sigo relatando que una vez descendidas de la torre ambas campanas —la mayor y el esquilón— por el fundidor Sota, fueron transportadas en un carro hasta el patio del llamado parque de bombas municipal, situado aproximadamente donde ahora se encuentra la Universidad de Educación a Distancia y las oficinas municipales de Urbanismo20.
Foto 9. Badajo de la Campana Mayor de San Julían
En dicho patio hizo construir Sota un foso para alojar los moldes de ambas campanas y un horno de reverbero en el borde superior, donde procedió a la fusión del bronce de las campanas viejas, previamente troceadas21, haciendo verter cada colada hacia el correspondiente molde. Primero fundió el esquilón que resultó bien, siendo aceptado y recibido por el Rector de San Julián en octubre de 1892. Sin embargo, en la fundición de la campana mayor pudo haber tenido un percance al inundarse el correspondiente foso debido a una lluvia torrencial. Por tal motivo, o por alguna incorrección inadvertida por Sota, la campana mayor no fue aceptada al notarse defectuosas las asas.
Fue necesario proceder a una refundición, demorándose su remate hasta el verano de siguiente año. Finalmente fue extraída de su molde y, una vez reconocida y aceptada, transportada sobre un carro al pie de la torre que mira al arsenal, donde se procedió a su bendición el sábado día 1 de julio del mismo año. El ritual de costumbre fue oficiado por el clero parroquial que se trasladó con la cruz alzada desde la sacristía al lugar indicado, siendo apadrinada por el alcalde González Cal. Tras ser bendecida22 se decidió mantenerla en el mismo lugar, a la espera de ser izada a su torre. La razón de no hacerlo a continuación de su bendición fue motivada por la desconfianza que se generó al observar las deterioradas maromas con las que pretendía elevarla el maestro fundidor. Tras un cruce de discusiones y razonamientos, en los que se significó la opinión del propio alcalde González Cal, accedió el maestro fundidor a demorar la maniobra, prometiendo adquirir un juego de aparejos más fiable. Esto aconteció el lunes 3 de julio, cuando quedó instalada en su torre la campana mayor.
Una vez colocadas las campanas en sus respectivas torres y aceptado el trabajo de acuerdo con lo contratado, le fue satisfecho su importe al maestro fundidor Sr. Sota.23
A la nueva campana se le dio el nombre de Juliana, el mismo que tenía la antigua, y pesaba 96 arrobas y 12 libras. En su parte superior tiene esta epigrafía:
IHS. S. JULIÁN DEL FERROL ORA PRO NOBIS.
En su parte central se lee:
CIMBALUM-QUE
POPULUM VOCO
CONGREGO CLERO
NIMBUM FUGO.
DEFUNCTOS PLORO
E FESTAS QUE HONORO
y en el contorno inferior:
JUAN MARÍA DE LA SOTA, DE LUGO, LA HIZO SIENDO RECTOR EL LICENCIADO D. ANICETO LUÍS PINAQUE Y ALCALDE D. RICARDO GONZÁLEZ CAL, EN 1893
Además de las epigrafías mostradas, hay una cruz sobre pedestal y dos cirios o columnas; sobre uno de ellos figura una Custodia y sobre el otro una Santa Bárbara.24
En la actualidad, las campanas de la iglesia concatedral de San Julián de Ferrol se encuentran necesitadas de una buena reparación, así como el reloj de la torre Norte. Es de considerar que el reloj de la catedral de Santiago, construido también por el ingeniero Antelo, sigue funcionando actualmente, como todos podemos comprobar si nos acercamos a Compostela25.
Respecto al de San Julián, mi opinión es que ya se ha convertido, con su campana, en una valiosa pieza de museo, digna de ser conservada. y si el obispado lo considera oportuno, podría instalarse un reloj de factura moderna en el lugar del anterior.
Foto 10. Campana del Reloj, en Cobas (Iglesia nueva)
Las hay que suenan en Cobas
Evidentemente, en Cobas también hay campanas. Aunque una de ellas, posiblemente la más valiosa, ha sido robada de la primitiva iglesia parroquial, como sabemos. La nueva iglesia, situada en la vía principal que cruza la parroquia, está dotada de dos torres gemelas, con sus campanas. originalmente la campana de la torre de poniente era percutida por un reloj26, hoy sustituido por otro más moderno que no se sirve de ella. Esta campana parece proceder de la antigua iglesia, según la fecha grabada en su parte posterior: 1948, muy anterior a la construcción de la actual.27
También figura su fundidor: JUAN CABRILLO MAYOR - SALAMANCA. En la de levante existen dos campanas de diferente tamaño, ambas con la marca del fundidor MURUA - ME FECIT + VITORIA - ESPAÑA, en el centro, y más abajo: AÑO DE 1970. Estas dos campanas son de uso habitual y pueden ser tocadas por Mario, el campanero, desde el nivel del coro.
Pequeña parcela literaria
Las campanas han generado un sinnúmero de relatos, locuciones, poemas y refranes, tales como estos: “Echar las campanas al vuelo”, “Dar el campanazo”, “oír campanas y no saber donde”, “Badajo alto, campana rota”, “El que tenga un hijo majadero, que lo ponga campanero”, “viudita sin majo, campana sin badajo”, “Al tomar mujer un viejo, o tocan a muerto o a cuerno.” Entre las creaciones literarias selecciono un par de poemas, comenzando por un fragmento de Poe y terminando por otro muy conocido de Rosalía Castro. Este último —que Amancio Prada nos hizo sobreamar— tiene el valor añadido de referirse a las campanas de una hermosa iglesia, cuya advocación es también de San Julián:
Las Campanas
Escuchar el almo coro sonoro que hacen las campanas todas:
¡Son las campanadas de oro de las bodas!
¡Oh qué dicha tan profunda nos inunda al escuchar la errabunda melodía de su claro repicar!
¡Cómo revuela al desgaire esta música en el aire!<
¡Cómo a su feliz murmullo sonoro con sus claras notas de oro se aúna la tórtola con su arrullo bajo la luz de la luna!
¡Qué armonía se vacía de la alegre sinfonía de este día!
¡Cómo brota cada nota!:
Fervorosamente dice la felicidad remota que predice.
Y a la voz de una campana siguen las de sus hermanas
las campanas:
las campanas… las campanas… las campanas…
las campanas… las campanas…
las campanas…
las campanas en sonoro ritmo de oro de almo coro:
¡las campanas!
Edgar Allan Poe
Campanas de Bastabales
Campanas de Bastabales,
cando vos oio tocar,
mórrome de soidades.
Cando vos oio tocar,
campaniñas, campaniñas,
sin querer torno a chorar.
Cando de lonxe vos oio,
penso que por min chamades
e das entrañas me doio.
(…)
Que os amores xa fuxiron,
as soidades viñeron…
de pena me consumiron.
Campanas de Bastabales,
cando vos oio tocar,
mórrome de soidades.
Rosalía Castro
* * * * * * * *
Mantéñome temporalmente no parnaso da lingua rosaliana, por facer lembranza doutro entrañable poeta que brotou entre os cumes do Caurel e rubiu ao infinito cando ía fuxindo o pasado século. Nese luctuoso intre deron en tanxer tódalas campás do Courel, loitando por encher os Eidos de sons que paseniñamente pousaban nos camiños que guiaron ó lumen do bardo. os ecos daquelas badaladas aínda seguen a recitar ladaíñas na procura das mesmas estrelas que Novoneyra ollou nas súas noites de Parada.
Algunos toques menos sacros, sin decantar en profanos
Además del uso religioso, en otro tiempo los diarios toques de campanas fueron usados para medir el tiempo del hombre del campo. Era habitual servirse de los toques del Alba a la amanecida, para levantarse del lecho, y el del ángelus al mediodía, cuando solían detener las labores agrícolas para comer. En el Ferrol decimonónico, además de los señalados, existió el toque de una campana que estaba situada en la puerta del dique28, frente a la plaza de Galicia, para señalar las horas de entrada y salida al Arsenal, del personal de la Maestranza.
No muy lejos de esa puerta, en la estación
de RENFE, los más añosos recordamos el talán, talán, talán… que nos advertía a los viajeros que el tren estaba a punto de partir, segundos antes de que el jefe de estación saliese hacia la bufante locomotora con la roja bandera enrollada. ítem más, de la tierra a la mar: no podemos olvidar que todos los buques, de guerra y mercantes, tuvieron siempre al menos una campana para avisos a la tripulación29 y, en el caso de verse envueltos por niebla, para tañer con un ritmo frecuente y así advertir de su presencia.
Es curioso constatar que una de las piezas más ambicionadas por los coleccionistas de objetos procedentes de pecios o buques destinados al desguace, es precisamente la campana30.
Bajando de la espadaña
En este momento me advierten de que han decretado el toque de queda31 y procedo a retirarme, no sin antes señalar que, como consecuencia derivada de una latente aversión por ciertas tradiciones —escudada a veces en un laicismo mal entendido que pugna por barrer las raíces de nuestra cultura —se va perdiendo el oficio del campanero y el lenguaje de las campanas. Supongo que habrá alguna manera de impedir que sigan enmudeciendo. Su universal presencia y su humana voz merecen una permanencia material y espiritual32. Merecimiento que reclaman también las campanas de San Julián de Ferrol, que ansían volver a dialogar con las gentes, “per omnia saecula seculorum”…
Agradezco
la amable orientación y disponibilidad del R.P. Ramón otero Couso, párroco de la iglesia concatedral de San Julián; la de Pilar Montero, secretaria de dicha parroquia; la de Andrés Araujo y Enrique Leal, respectivos sacristanes de San Julián de Ferrol y San Martiño de Cobas. La colaboración y consejos de mis compañeros tertulianos del Café zucre.
La de Manuel Alonso, cuya compañía y orientaciónes me fueron muy útiles en la visita a las torres de la concatedral. y, finalmente, la oportuna atención de Rosa Méndez, que se empeñó en suplantarme y subir valerosamente con su cámara a las torres de la iglesia de Cobas.
Notas
1 Idiófono, es un instrumento musical en que el sonido se produce por medio de la vibración de su propio material primario, sin la vibración de cuerdas, membranas o columnas de aire.
2 Apunto, como uno de los más antiguos, el de san Pedro de Rocas en ourense. Más cercanos a estas tierras, me informan que poseen espadañas exentas las iglesias de San Pedro de incio, Muras, Aparral y Faeira.
3 Hoy existen medios electromecánicos que, en algunas iglesias, permiten realizar el volteo accionando un interruptor instalado al efecto.
4 BARBER, LL.: Este compositor, campanólogo e instrumentista valenciano organiza, entre otros espectáculos de revolucionaria expresión musical, desmesurados conciertos urbanos con campanas, participando con algunos de ellos en las ceremonias de clausura de tres de las capitales culturales de Europa: Lisboa, Copenhague y Estocolmo.
Ha intervenido en más de 150 ciudades de todo el mundo en sus conciertos con campanas, con inclusión de tambores, cañones, sirenas, buques, fuegos de artificio y diversas bandas de música.
Organizó el llamado Concierto de los sentidos, sinestésica composición espacial en la que tomaron parte unos 1.700 músicos, y Naumaquia, un concierto-combate entre sonidos de mar y tierra, cuyos escenarios han sido Cartagena, Puerto vallarta, México, el Puerto de Barcelona y el puerto de yokohama
5 Además de las del centro de Mondoñedo, se añadió el toque de las campanas del convento abandonado de os Picos.
6 También era habitual destinar el importe de la rapiña para repartirlo entre las viudas de los artilleros muertos en combate.
7 También conocido como “derecho de campanas”, de aplicación medieval, que Napoleón restableció en algunas plazas conquistadas por sus tropas en la Guerra de la independencia.
8 MENÉNDEZ PIDAL, R. Primera Crónica general o sea Estoria de España que mandó componer Alfonso el Sabio y continuaba bajo Sancho IV en 1289. Madrid, 1906, p.448
9 En Marzo del año 2008 fueron robadas ambas campanas de la iglesia parroquial de viladonelle. Pesaba, cada una, unos 100 kilogramos. Los ladrones aprovecharon sin duda la situación de aislamiento de la iglesia.
10 La campana robada de esta ermita protagonizó el afortunado episodio de ser recuperada en Badajoz, donde se le ocupó a un súbdito portugués.
11 La campana de San Martiño fue también objeto de latrocinio en el mismo mes de Marzo del 2008. Esta campana parece ser que pesaba unos 300 kilogramos.
12 La iglesia parroquial de San Julián es catedral —mejor dicho concatedral, con la propia de Mondoñedo— desde que fuera consagrada como tal en 1959 por el Pontífice Juan XXIII.
13 La campana mediana, que pesa 670 kilogramos, muestra arriba una epigrafía que pone “DEDICADA A SAN JULIÁN”. En el centro pone FUNDICIÓN DE CAMPANAS / MANUEL QUINTANA / SALDAÑA PALENCIA”. y debajo la fecha “Año 1961”.
La más pequeña, el esquilón, que pesa unos 56 kilogramos, tiene arriba la inscripción JESÚS MARÍA Y JOSÉ Año 1959, y en el medio muestra la epigrafía “FUNDICION DE CAMPANAS / MANUEL QUINTANA / SALDAÑA”.
14 El maestro fundidor Manuel Quintana rige la empresa CAMPANAS QUINTANA radicada en Saldaña (Palencia).
15 Andrés Antelo Lamas, nació en Ferrol el 27 de Mayo de 1774. Era ingeniero de Marina y llevó a cabo varios trabajos que demostraron polifacéticas habilidades. Según MONTERO ARÓSTEGUI, J.: Historia de El Ferrol del Caudillo. GERSAN. El Ferrol del Caudillo, 1972, p. 431: “Don Andrés Antelo. Ha sido uno de los más distinguidos artistas de su época. Tuvo una gran parte en el planteamiento de las máquinas de la casa de bombas de vapor del arsenal del Ferrol en 1796, y después las perfeccionó considerablemente. Nombrado director de la fábrica de moneda y cobrería de Jubia, hizo en ella notables elementos; inventó las llaves de pistón para la artillería de mar; planteó la fábrica de fusiles que hubo en el arsenal de Ferrol en 1811; construyó magníficos relojes de campana, entre ellos el de la Catedral de Santiago y el del monasterio de Sobrado; invento los belones económicos de bomba; fabricó electróforos y ejecutó otras muchas obras que hicieron su nombre notable, mereciendo altas consideraciones en la Armada”. El reloj de San Julián fue originalmente construido para un hospital de marina que se incendiara en Febrero de 1891. Dado que la campana del mismo fue fundida en 1897, es de suponer que este reloj fue construido en esa misma fecha. Me comentan que fue montado en la catedral ferrolana, por los años sesenta del pasado siglo. El conjunto del reloj y su campana deberían de figurar en el inventario General de Bienes Muebles.
16 GONZÁLEZ RODRÍGUEZ, P. J.: “Estudio Histórico-Artístico. La cofradía del Santo Entierro de Ferrol”. La cofradía del Santo Entierro de Ferrol ( 195 -2001). Ferrol, 2003, pp. 26-37.
17 Juan María de la Sota era un artesano fundidor de campanas vecino de Lugo, que solía efectuar su trabajo en las inmediaciones de la iglesia de donde era requerido. Tengo documentada otra intervención suya en la parroquia lucense de Santa Marta de Fixós, en abril de 1882. Para esta iglesia fundió una campana de 107 libras castellanas, por el importe de 520 reales.
18 La imagen procesional no era la que exhibe el retablo principal de la iglesia, sino otra más pequeña, que era vestida para la ocasión. ver: MONTERO ARÓSTEGUI, J: Historia de El Ferrol del Caudillo. ERSÁN. El Ferrol del Caudillo, 1972, pp. 242-243
19 Aún le quedaba a la ciudad de Ferrol la friolera de 21 años para que fuese inaugurada la línea de ferrocarril a Betanzos. ¡Qué pueblo más olvidado, Señor!
20 En ese mismo lugar tuviera FENOSA un emplazamiento con oficinas e instalaciones relacionadas con la distribución del fluido eléctrico.
21 Me encantaría conocer las epigrafías de aquellas primitivas campanas y quien fue su maestro fundidor, pero de momento no he conseguido averiguarlo. Es posible que procedieran de la primitiva iglesia de la misma advocación, que estuviera ubicada en el barrio de Ferrol viejo, muy próxima al lugar que actualmente ocupa la Sala de Armas. Sobre la historia de este templo es imprescindible leer MÉNDEZ FONTE, R.: A antiga igrexa de San Xulián de Ferrol. Centro ártabro de Estudios. Ferrol, 2002
22 La bendición fuera oficiada por el Rector Pinaque, siguiendo un ritual parecido al que cito a continuación, tomado de un texto al uso: “El obispo o el sacerdote delegado, vestido con ornamentos de capa pluvial blanca, junto con los ministros asistentes, comienzan rezando los salmos 50 (Miserere), 53, 56, 66, 69, 85 y 129 (De profundis). Utilizan la sal y el agua —previamente bendecida por el prelado de la Diócesis — con la que el oficiante y los asistentes lavan la campana. Después de secada con un lienzo, rezan los salmos. El oficiante traza sobre la campana, con el pulgar derecho, una cruz con el óleo de los enfermos y dice una oración. Luego se bendice la campana y se enumeran, invocándolas, las virtudes del metal fundido contra los elementos adversos y diabólicos. Limpia la campana, se canta la antífona Vox Domini super aquas multas… Termina el oficiante trazando, con el óleo de los enfermos, siete cruces en el exterior y con el crisma cuatro en el interior, diciendo en las once veces: Sancti + ficetur et conse + cretur, Domine, signum istud. In nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. In honorem sancti. In honorem sacti Iulianni. Pax tibi.”
23 Según el Libro de Fábrica de San Julián de Ferrol, correspondiente a los años transcurridos entre el 1 de diciembre de 1881 y el 31 de julio de 1906, en el folio correspondiente a julio de 1893, en una de las notas del HABER se dice:
1. Satisfecho a Juan María de la Sota por la fundición de la campana grande y una chica, según recibo que se halla en el archivo.
2. id. al mismo por hechura de un badajo y compostura de otro para las campanas, recibo número 6. Ferrol 31 de julio 1893
24 Como en esa campana, son frecuentes otras en las que existen también epigrafías y/o grabados alusivos a Santa Bárbara, por atribuírsele influencia para disipar las tormentas.
25 El reloj de la berenguela, que así es nombrada la más popular campana de la catedral de Santiago, fue construido por el ingeniero ferrolano Andrés Antelo, merced al encargo efectuado por el Arzobispo Rafael de vélez en el año de 1831.
La actual campana del reloj es idéntica a la que fuera montada a comienzos del siglo xviii, que se quebrara. Esta última se encuentra depositada en el claustro para su contemplación.
26 Este reloj, cuya maquinaria está ruinosa, pudo ser instalado por el mismo fundidor de las campanas orientales, Murua de vitoria, por ser también fabricante de relojes de torre.
27 Es posible que proceda de la antigua iglesia de San Martiño, cuyos restos se encuentran hoy inmersos en el cementerio parroquial. Pero también existe la posiblidad de que perteneciera a la iglesia de Mandiá, por haberlo decidido el párroco de ambas, al tratar de buscar la más adecuada al reloj que entonces se estaba instalando. No encontré ningún documento que confirmase el origen de esa campana.
28 Todo ferrolano sabe que este dique, que fuera construido bajo la dirección del ingeniero Andreu Avelí Comerma, es conocido como Dique de la Campana.
29 La campana a bordo era utilizada en el pasado para “picar la hora” —dos toques al puntuar las horas y uno en las medias— cuya costumbre aún permanece como un ritual en algunos buques de guerra.
30 Permitidme sacar a colación —como trágica muestra— la imagen, que acabo de ver en la prensa, de la campana sumergida del ya tristemente célebre Costa Concordia.
31 El toque de “queda” marcaba antaño la finalización de las labores del campo y el cierre de las puertas de la ciudad. Actualmente, en situaciones de alarma general, advierte de la prohibición de circular por las calles, so pena de ser detenido o algo peor.
32 Del acervo de definiciones con las que ha sido calificada la campana de una iglesia cristiana, selecciono a Pablo VI, quien dice que “nos hace sentir su voz, que resuena entre tierra y cielo; es el diálogo de la fe y la oración, suspendido en lo alto, sobre nuestra vida terrena, horizontal y profana; un canto metálico, intérprete del aquel otro vocal que sube a las alturas para invocar aquí abajo la efusión de las bendiciones de Dios”.