Cabo Prior como recuerda su gran torre hexagonal de piedra, a más de cien metros de altura sobre el mar, iluminando las rutas hacia Inglaterra pero, a pesar de su torturada geografía en lo que a su asentamiento toda la zona combina el paisaje suave de unas magníficas playas, con una lejana historia entremezclada con leyenda y la realidad de un apacible lugar de descanso donde todavía no ha llegado, felizmente, el turismo masivo. Cabo Prior tenía en tiempos una ensenada donde llegaban las barcas que venían de cazar la ballena y probablemente lo que hoy es la zona de Covas fue donde Nuño Andrade pagó la obra del puerto y el primitivo faro de Prior.
Curiosamente y como muestra de lo que mandaba la Iglesia en el medievo, los privilegios sobre la caza de la ballena los tenía el Monasterio de Sobrado, absolutamente al interior y lejos, según concesión de Fernando II.
Los monarcas que le siguieron pensaron más en León que en Galicia y los monasterios tampoco hicieron mucho por mejorar su economía. La pesca de bajura fue la tradicional fuente de sustento para quienes tenían que subsistir en el día a día antes que comenzaran las grandes campañas de ballena, buscando la sardina en pequeñas barcas que iban al cerco y donde los marineros ganaban el quiñón, una cantidad de reparto proporcional del producto de la pesca, que solía incluir también el quiñón del náufrago, que era la parte que se le entregaba a las viudas de marineros muertos en naufragios, perdidos en la mar mientras buscaban salvación en la luz del faro que la virazón no dejaba ver, para que sus viudas y huérfanos pudieran seguir subsistiendo, como si el marido y el padre estuvieran por volver de la mar.
Pero la sardina es huidiza y no todas las temporadas aparece, ni está en la mejor zona para pescarla. Hoy se saca de aquí un extraordinario percebe pero, años atrás, el percebe y en general el marisco, no valían absolutamente nada y eran platos considerados baratos y de baja calidad.
La pequeña isla de Santa Columba, con una pequeña ermita dedicada a la Santa, es el inicio de una gran playa de este nombre, larga y tranquila. Solo hay servicios de forma eventual en temporada alta, de manera que tan solo se puede encontrar tranquilidad a la sombra de una ermita centenaria. La playa termina en rocas y piedras.
Covas tiene a su vera una gran playa, la de San Xurxo, muy frecuentada y dotada de numerosos servicios. El acceso a ella es por la carretera de Ferrol, dispone de aparcamiento sombra y servicios de todo tipo, desde duchas hasta bares y restaurantes, y en su parte Norte, la llamada del Vilar es una playa muy concurrida, mientras que más al Sur incluso se pueden encontrar espacios propios de una playa solitaria. Es una playa muy abrigada y sin peligro. Es tradición gallega cambiar el nombre de una playa en cuanto hay una piedra de separación en el arenal, San Xurxo tiene al lado, sin otra separación que unas piedras, las playas de Esmelle, pequeña y sin servicios, y O Vilar y Fragata, pequeñas también pero muy equipadas. Todas ellas son bastante rosacosas.
También en el litoral del Cabo Prior está Casal y Ponzos entre otras. Por estas tierras cabalgaba el Conde de Lemos porque hasta aquí llegaban los señoríos. Curioso personaje este noble merecedor de más literatura e inagotable fuente de aventuras en manos de unos guionistas hábiles que con menos fundamento y vida menos agitada que la suya s incorporaron a la literatura de las grandes epopeyas y los sueños infantiles y algunos más adultos. Es esta una zona montañosa a la manera gallega, es decir sucesión de montes de contornos suaves y alturas que aquí no pasan de los trescientos metros, y explotados en lo agrícola y en el arbolado hasta la última piedra. Esta fue zona rica en minerales y a ellos debe su nombre, a la gran cantidad de cuevas que constituían la entrada en otras tantas explotaciones mineras ahora abandonadas y donde la imaginación puede soñar mil escaramuzas en los años sangrientos de las resueltas irmandiñas. El gran movimiento expansionista de los grandes monasterios, su poder cada vez más creciente cifrado en nuevas tierras, en general las más fértiles, más coste, en general la que mejor pesca y marisco producía, y su influencia en la mentalidad del sencillo hombre gallego que en la mar o en el campo trabajaba de sol a sol, iban mermando seriamente, impecablemente, el poderío y la tesorería de la nobleza que recurría entonces a doblar impuestos, tasas y contribuciones a sus empobrecidos vasallos.
Perdieron la guerra los de siempre. Mercenarios contratados por el Conde de Lemos, ocultos en estas cuevas, atacaban por la espalda a los aterrorizados batallones de campesinos armados con sólo sus útiles de trabajo y acabaron con la sublevación. En castigo tuvieron que volver a levantar las fortalezas que habían derruido, pero esta vez trabajando gratis, sacando mineral para fundir de estas cuevas, y subiendo la piedra monte arriba mientras el Conde de Lemos recorría las hileras de obreros a los que persuadía a aferrarse en el trabajo con una fusta en la mano mientras les recordaba su situación: “Hyde putas, villanos, que si vos y los otros mis vasallos no me derrotásedes mis fortalezas, no os las mandara hacer de nuevo”.
Los montes por los que cabalgó el Conde de Lemos mueren en el mar en un gran arenal en la zona de Ponzos. Se recomienda dejar la carretera C-646 a unos seis kilómetros de Ferrol y tomar cualquier desviación a la derecha. Hay muchos pequeños pueblos con bares donde se puede degustar algún marisco de temporada.
La carretera que tomamos no lleva a estas playas sino a la de Santa Columba, pero de unas a otras hay muy poca distancia. Casal es un capricho de la naturaleza a los pies de un monte bastante escarpado, con una laguna en su cumbre que manda desagüe junto a la playa. La arena es fina y de color pardo, la anchura de la playa es mínima, cinco metros en marea alta, pero tiene una fuente cercana y arbolada alrededor. Es una zona de resaca importante y viento, apta para el surf a condición de conocer el terreno, pues hay piedras a poca profundidad en horas de bajante.
Ponzos está al lado, separado sólo por una pequeña punta. La arena lógicamente es similar a la de Casal, pero sus dimensiones son muy diferentes. Es un largo arenal de kilómetro y medio, donde sopla el viento y hay resaca suficiente para los amantes de la tabla. Es una playa agradable y limpia con zonas verdes muy cerca. No hay ningún tipo de servicio excepto el de la limpieza de la arena, pero se suelen instalar algunos puestos en verano. Ponzos termina en dos playas pequeñitas, Medote y Sartaña, vírgenes, batidas por los elementos y sin ningún tipo de servicios. Las dos son muy agradables como playas solitarias.
La base litoral del Cabo Prior, está comprendida en su parte Norte, por la playa del Casal, Punta Ferruxeda, playa de Ponzos, Crevadoiro, Pedrouzo, Isla de Santa Columba, playa de Santa Columba, Punta Soforno y Os Cabalos. En su parte Sur, Punta Xarrido, Punta de Chonco, playa do Porto A cova, Punta Corveira, Playa de Carbaliño, Petón, Punta Cela, Cala de Cela, Punta Branca, Playa do Vilar, playa da Fragata, playa de Esmelle y playa de San Xurxo.