El castro de Lobadiz como patrimonio olvidado

08/04/2017, Isabel Perales Pérez

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Resumen

El castro de Lobadiz es uno de los múltiples yacimientos castreños con los que cuenta la comarca de Ferrolterra siendo el único castro costero que conserva. Por su configuración y sus características se trata de uno de los asentamientos más interesantes de la zona. Además, unas excavaciones no profesionales realizadas en la década de los setenta demostraron su potencialidad arqueológica. Ofrecemos una nueva visión de este yacimiento planteando su interés como bien patrimonial y denunciando su lamentable estado actual.

Palabras clave: Cultura castreña, patrimonio, Ferrol.

 

Fig. 1 Estado actual del castro con las casetas de pescadores sobre sus estructuras de defensa
Fig. 1 Estado actual del castro con las casetas de pescadores sobre sus estructuras de defensa

Abstract

The castro of Lobadiz is one of many iron age hillforts in the region of Ferrolterra, being the only seaside castro remaining nowadays. By its configuration and its characteristics it is one of the most interesting settlements in the area. In addition a non-professional excavations in the seventies showed their archaeological potential. We offer a new vision of this site and we highlight its interest as a heritage resource denouncing its current parlous state.

Key words: Cultura castreña, heritage, Ferrol.

 

1. Introducción

En la comarca de Ferrolterra, provincia de A Coruña, contamos con más de treinta castros catalogados (cinco de ellos desaparecidos parcial o totalmente) de los cuales no hay ninguno excavado ni señalizado.

El castro de Lobadiz es uno de los más grandes y se encuentra concretamente en una península de la parroquia de San Xurxo da Mariña, próximo a las cercanas islas Gabeiras. La existencia de este asentamiento es bien conocida desde hace décadas, hecho que sin embargo no ha llevado a los organismos municipales a dotarle de ningún tipo de señalización o cuidado.

Su interés reside en sus evidentes estructuras, apreciables a simple vista, y en lo característico de su localización, en una península bien delimitada, siendo el único castro costero de la zona que se conserva (si bien se cree que habría otro en Ferrol Vello). Además unas breves intervenciones no profesionales durante la década de los setenta evidenciaron la existencia de materiales arqueológicos de distinto tipo.

Lo que a día de hoy se desconoce es la datación de este asentamiento, aunque generalmente se ha considerado que se ubicaría entre el final de la Edad del Hierro y el cambio de era.

Al abandono institucional de este yacimiento arqueológico se suma el maltrato físico a sus estructuras evidenciado en la existencia de casetas de pescadores sobre la primera línea de defensa.

 

2. Descripción física del castro

El castro de Lobadiz se encuentra en la llamada península Do Castro, de unos 205 metros de norte a sur y 140 de este a oeste, a 38 metros sobre el nivel del mar. Es su localización la que permite que esté tan bien delimitado, mostrando en su zona de unión con la costa una doble muralla con un foso entre medias y una tercera muralla al sur de las dos primeras. Algunos investigadores han sugerido también la posible existencia de un torreón en la zona de acceso al castro y las imágenes LiDAR parecen mostrar en efecto una estructura al sur de la doble línea de muralla. En cualquier caso, la elección de este lugar no parece fortuita ya que al hecho de que sea la península más grande de la zona se suman sus características naturales que le convierten en un lugar de fácil defensa, protegido por tres de sus lados por el mar. Además, la proximidad de abundantes recursos marinos y un manantial convertirían este enclave en un buen lugar para habitar. Especialmente relevante es también la gran visibilidad que hay desde la península que en días despejados permite ver todo el Golfo Ártabro, desde las islas Sisargas hasta el cabo Prior. Como inconveniente hay que mencionar que en ocasiones este lugar es muy ventoso y con un fuerte oleaje.

Su defensa natural estaría reforzada por una defensa artificial que consistiría en un parapeto, una primera línea de muralla, un foso y una segunda línea de muralla. Además, en el sur contaría con un torreón que flanquearía la puerta de acceso al asentamiento y con otra pequeña muralla que cerraría el castro.

Su gran elemento defensivo y su extensión (es uno de los yacimientos castreños más grandes de la comarca) hacen pensar que nos encontraríamos ante uno de los castros más importantes de esta zona.

Además, estos elementos defensivos quedan claramente a la vista en las imágenes LiDAR que Jorge Santamaría Treceño ha podido procesar de este castro este mismo año. En estas imágenes se elimina la abundante capa vegetal dejando a la vista numerosas estructuras y evidenciando la defensa formada por las murallas y el foso.

 

Fig. 2 Estado de las casetas de pescadores en septiembre de 2016
Fig. 2 Estado de las casetas de pescadores en septiembre de 2016

 

3. Historia y estado actual del yacimiento

Aunque la existencia de este castro era conocida desde hace décadas no tenemos noticias de él hasta finales del siglo XX.

Según la leyenda local el castro de Lobadiz contaría con un puente colgante que lo uniría con las cercanas islas Gabeiras que habría sido realizado por los “mouros”. Si bien no hay restos de la existencia de un puente lo que sí que parece evidente es que en algún momento se viajó a las islas, ya que en ellas se encontraron restos cerámicos de época castreña. Estas islas son en realidad pequeños islotes cuya extensión no es suficiente para desarrollar en ellas una agricultura o ganadería estable y tampoco parecen aptas para un asentamiento con continuidad.

En los años setenta se llevaron a cabo en el castro unas actuaciones arqueológicas no profesionales en las cuales aparecieron estructuras de aparente planta cuadrada o rectangular con esquinas redondeadas. Esta intervención constó fundamentalmente de dos catas y entre los hallazgos primaron los elementos de cerámica y algunas piezas de piedra (como molinos de mano) que fueron llevadas al Museo Arqueológico de La Coruña. Las dos catas quedaron al descubierto tras la finalización de la excavación, por lo que los muros sacados a la luz se fueron cayendo. Poco después de la excavación un particular nos comentó que paseando por la zona vio algo que le llamó la atención en uno de los perfiles de la cata. Por su descripción parecía tratarse del aro de una fíbula de bronce.

En la ficha del catálogo que la Dirección General de Patrimonio conserva de este yacimiento se da parte además de la aparición de un torques de oro del que en la actualidad el museo desconoce su paradero. En la misma ficha figura que la titularidad de los terrenos que configuran el castro es en parte privada y en parte del ayuntamiento. Desgraciadamente no hemos podido acceder al catastro actual por lo que desconocemos la titularidad de esas tierras a día de hoy, si bien no hay noticias de que ésta haya cambiado. De ser así la gestión de este yacimiento se complicaría un poco ya que el ayuntamiento tendría en primer lugar que comprar la totalidad de las parcelas que lo constituyen.

Durante la década de los años ochenta se construyeron sobre la primera línea de defensa, el parapeto que antecede a la doble línea de muralla y foso, numerosas casetas de pescadores de forma totalmente ilegal que destruyeron lo que sería el torreón y el parapeto1. Además en algunos casos se apoyaron en la primera línea de muralla para protegerse del viento.

La parte interior de la península fue también utilizada para fines agrícolas, hecho que perjudicó la conservación de algunas estructuras. Además la construcción de una garita militar y de un pequeño faro se sumaron al maltrato de este yacimiento.

Ya en el año 2000 los arqueólogos Emilio ramil y Juan Carneiro repasaron en un artículo el estado de los yacimientos castreños de la comarca de Ferrol recogiendo una propuesta de lo que podría realizarse en ellos para mejorarlos tomando el castro de Lobadiz como ejemplo. Así proponían diferentes actuaciones que implicarían distintos grados de complejidad y fondos ofreciendo posibles soluciones de conservación que no implicarían una excavación. De esta forma estos dos arqueólogos planteaban un modelo teórico que, aunque tomaba Lobadiz como ejemplo, podía ser aplicable a cualquiera de los castros de la zona que estuviesen en un estado de conservación decente (con la necesidad de que en primer lugar el ayuntamiento comprase sus terrenos). Desgraciadamente esta interesante propuesta no tuvo ningún impacto real en el estado de este asentamiento.

La situación precaria en la que se encuentra en la actualidad este castro es el fruto de décadas y décadas de abandono. Las casetas construidas sobre su muralla han ido desapareciendo poco a poco fruto de la ruina y del paso del tiempo, si bien aún se conservan algunas. Además, la garita militar continúa en el interior de la península en un estado absolutamente ruinoso.

Pero es sin duda la vegetación la que impide estudiar y ver mejor el castro. Una visita en mayo al yacimiento y otra en septiembre evidenciaron cómo la naturaleza se va abriendo camino y cómo la menor cantidad de capa vegetal (en el mes de mayo) permitía ver o intuir una enorme cantidad de estructuras que en la actualidad asemejan simplemente una masa informe de tojos.

 

Fig. 3 Estado de las casetas de pescadores en septiembre de 2016
Fig. 3 Estado de las casetas de pescadores en septiembre de 2016
Fig. 4 Vista del interior del castro. Al fondo la playa de Doniños
Fig. 4 Vista del interior del castro. Al fondo la playa de Doniños

Su acceso no es complicado, ya sea a pie desde la playa de Doniños o en coche hasta el pinar y una vez allí descendiendo cinco minutos hasta llegar a la península. Una vez en el castro se puede acceder por un sendero que lo atraviesa hasta llegar a los acantilados, por lo demás no hay ningún tipo de camino y el paseo se complica en algunas zonas debido a la abundante vegetación. Por otro lado el sector sur se encuentra menos poblado de plantas y da la sensación de estar aterrazado.

La realidad a día de hoy es que los yacimientos arqueológicos de época castreña de la comarca de Ferrol carecen de un estudio pormenorizado y actualizado, teniendo como consecuencia que todavía desconozcamos mucho de los asentamientos de esta zona2.

 

4. Conclusión

La situación privilegiada de este castro, entre una pequeña cala y la playa de Doniños, la convierten en un lugar que podría recibir un gran número de visitas y su fácil acceso a pie refuerza esta cualidad. La playa de Doniños se encuentra a menos de diez minutos andando (desde la propia playa se ve el castro) y es una de las playas con mayor número de visitantes de la comarca. Además, se trata de una playa con gran afluencia de surfistas durante todo el año, celebra competiciones de este deporte durante el verano y tiene su propia escuela de surf. Esto significa que de cuidarse y señalizarse (y ya no digamos si algún día se llegase a excavar) este yacimiento sería un éxito asegurado ya que los numerosos bañistas podrían acercarse andando a verlo. Además de todo esto de Ferrol al castro hay unos quince minutos por carretera, por lo que no está lejos para aquellas personas que vienen a visitar la ciudad. Y no hay que menospreciar este dato ya que el turismo aumenta en esta comarca durante las vacaciones llegando este año a triplicar su población durante la Semana Santa.

Otro rasgo que refuerza su interés es que en la comarca no hay ningún castro excavado por lo que sería muy interesante realizar una actuación arqueológica en aras a conocer un poco mejor la realidad arqueológica de la zona. Además, como ya comentamos, se encuentra bien delimitado en una zona de fácil acceso y algunas de sus estructuras (fundamentalmente las murallas y el foso) son apreciables a simple vista. Todo esto unido al hecho de que sea el castro más grande y el único costero de la zona parecen indicar que podría obtenerse una gran información de su estudio en profundidad y aún más en el caso de que se realizase una excavación. El hallazgo de piezas durante las excavaciones no profesionales de la década de los setenta nos hacen también plantearnos que la evidencia de objetos arqueológicos parece una realidad.

Plantearse una excavación es quizás un proyecto demasiado ambicioso, sin embargo la mera eliminación de la vegetación proporcionaría ya una visita de gran interés, especialmente si se viese reforzada por algún tipo de señalización. Sería interesante también la utilización de algún tipo de herbicida para frenar el crecimiento masivo de la vegetación. Toda esta posible actuación está claramente estudiada y detallada por Carneiro y Ramil (Carneiro et al, 2000).

También sería muy interesante eliminar definitivamente los restos ruinosos de las casetas de pescadores que se asientan en la primera línea de defensa y la garita del interior del castro. De esta forma podría tenerse una visión mucho más despejada y completa del yacimiento. Teniendo en cuenta el abundante número de yacimientos de la comarca no estaría de más tampoco plantearse la creación de un centro de interpretación que podría ubicarse en uno de los múltiples inmuebles vacíos de Ferrol.

 

Fig. 5 Vista desde el castro de la cercana playa de Doniños
Fig. 5 Vista desde el castro de la cercana playa de Doniños

 

Las opciones a la hora de poner en valor este yacimiento son muchas, que van de las más humildes y sencillas (señalización y limpieza) a las más complejas (excavación y creación de un centro de interpretación) que se traducirían en una mayor rentabilización del número de visitantes del yacimiento y por consiguiente supondría un impulso a la difusión de la cultura de esta zona.

 

Notas

1 La construcción de estas casetas fue denunciada en su momento por el periodista Cristóbal Ramírez, una denuncia que cayó en el olvido. Este mismo periodista lleva años reivindicando la pésima situación en la que se encuentra este castro en diferentes artículos periodísticos.

2 Esto queda más que demostrado con situaciones como la de O Castelo dos Gafos, considerado durante décadas otro castro de la comarca (y catalogado como tal) y que no ha sido hasta este mismo año estudiado un poco más a fondo por David Fernández Abella que gracias a la tecnología LIDAR ha podido demostrar que en realidad se trata de una fortificación abaluartada del siglo XVIII.

3 Todas las imágenes utilizadas en este artículo fueron tomadas por la autora a finales de septiembre de 2016. Una visita posterior al castro, en diciembre de 2016, evidenció que su estado continúa siendo el mismo que el que se describe en este artículo.

 

Bibliografía

—Catálogo de castros de Ferrolterra, 2014: http://castros.artabro.es/node26.html

—CARNEIRO REY, J.A., RAMIL GONZÁLEZ, E, 2000. “Patrimonio arqueolóxico castrexo de Ferrol: modelo teórico para promover o seu uso social. El legado cultural del la iglesia Mindoniense”. I Congreso do Patrimonio da diócesis de Mondoñedo. Ferrol 16, 17, 18 de setembro, 1999, 405-420.

—FERNANDEZ ABELLA, D, 2016. “identificando una nueva fortificación abaluartada en Ferrol: O Castelo dos Gafos”. En Arte y Humanidades 23, 26-37.

—PARCERO-OUBIÑA, C, 1993. Estudio del emplazamiento y distribución de castros en la provincia de A Coruña. El caso de la zona de Ferrol: http://digital.csic.es/handle/ 10261/24010

—ROMERO, MASÍA, A.M., PODE MESURA, X. M, 1985. Catalogación arqueolóxica da ría de Ferrol. Padroado do Museo arqueolóxico Provincial. Monografías urxentes do Museu nº2. A Coruña.

—VV.AA, 1987. Catalogación castrexa da Bisbarra de Ferrol. Cuadernos Ateneo Ferrolán, 7, 5. Ferrol.

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